AEI BASE SMG404 / BITÁCORA DEL CAPITÁN
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Hoy, antes de abordar la nave que me llevaría al planeta Σ, fui atacado por un remedo de pirata espacial. Como resultado del ataque, tuve que desprenderme de mi recién adquirido y muy preciado comunicador pangargárico para evitar que desfiguraran mi no muy estético pero adorable rostro.
Traté de actuar lo más tranquilo posible frente a los especímenes preparatorianos, pero fue evidente mi inquietud, así que comenté el episodio sin darle importancia. Es un hecho conocido que parte del entrenamiento para convertirse en investigador espacial aprendemos Kenpo Kemónico Marcial, un arte de combate desarrollado en la tercera guerra contra las máquinas. Así que no me extrañó la pregunta de un rollizo elemento del grupo cuando dijo:
- ¡Y por qué no le partistes sumadre! ¿No que muy Karateka?"
Normalmente yo estoy ahí para aprender de ellos, pero en esta ocasión reconocí la oportunidad de darles una lección de vida y decidí tomarla.
- Efectivamente, usé el Kenpo, pues evalué la situación y preferí entregar el comunicador pangargárico antes de poner en riesgo mi integridad física, o incluso mi vida. Eso es algo que todo verdadero artista marcial conoce. Las artes marciales son para proteger tu vida, no un aparato que se puede comprar con créditos.
El resto del grupo me veía con asombro, creo que incluso vi una lágrima de inspiración rodar por alguna mejilla... Aunque supongo que este especimen en particular no supo apreciar la perla de sabiduría que le entregué, ya que momentos después me retaba a unos golpes amistosos, con las respuestas del próximo examen como premio.
Criaturas curiosas, estos preparatorianos.
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